According to his birth registration and the baptism certificate in my possession, Carlos Cesar Salvador Arana Castaneda was born in Cajamarca (Peru), on December 25, 1925. He studied first at the 91 tax school and then at the prestigious San Ramón school. . His schoolmates Juan Jave and Alejandro Vélez, and his sister, Lucy, his last living direct relative, help me to reconstruct Castaneda's childhood in Cajamarca. A region very similar to my Galicia, where magical thinking is not limited to popular festivals, but lives embedded in the DNA of the people.
I tracked Cajamarca folklore immortalized in the works of Luis Ibérico Más, Gerardo Alcántara Salazar, Alfonso Choquegonza Vilca, José Dammert Bellido and Alfredo Mires, etc., and also in current witchcraft. And I found elements that, without a doubt, are reflected in the teachings of don Juan.
Don Juan antes de don Juan.
Según su registro de nacimiento y la partida de bautismo que obra en mi poder, Carlos Cesar Salvador Arana Castaneda nació en Cajamarca (Perú), el 25 de diciembre de 1925. Estudió primero en la escuela fiscal 91 y luego en el prestigioso colegio San Ramón. Sus compañeros de pupitre Juan Jave y Alejandro Vélez, y su hermana, Lucy, su último familiar directo vivo, me ayudan a reconstruir la infancia de Castaneda en Cajamarca. Una región muy parecida a mi Galicia, donde el pensamiento mágico no se limita a las fiestas populares, sino que vive incrustado ente ADN del pueblo.
Rastreé el folclore cajamarquino inmortalizado en las obras de Luis Ibérico Más, Gerardo Alcántara Salazar, Alfonso Choquegonza Vilca, José Dammert Bellido y Alfredo Mires, etc, y también en la brujería actual. Y encontré elementos que, sin lugar a dudas, están reflejados en las enseñanzas de don Juan.
El 10 de septiembre de 1951, según pude confirmar en los archivos de la administración americana –y por razones imposibles de explicar en tan breve espacio- Castaneda zarpa a bordo del SS Yavari desde el puerto El Dorado, en Lima, y desembarca en San Francisco (EEUU) el 23 de septiembre de ese año. Comienza su aventura americana.
Hasta la publicación de “Las enseñanzas de don Juan” lo pasa mal. Tiene infinidad de pequeños trabajos, como otros inmigrantes latinos, para sobrevivir. Taxista, cocinero, vendedor a domicilio, dependiente…
Sus compañeros de piso, Byron de Ford y Oscar Rubio, comparten su pasión por el mundo de lo paranormal. Asisten a sesiones de espiritismo, visitan el monasterio de Yogananda, practican la OUI-JA y la hipnosis (el primo-hermano de Castaneda, Jorge Cueva Arana, fue el introductor de la hipnosis en el norte de Perú), y experimentan con el peyote. Según Byron de Ford, en aquellos años 50 Castaneda ya había conocido a varios brujos indios en EEUU que lo marcaron profundamente, como don Rosendo o Marcelo Ocaña.
Oscar Rubio, además, me confirma que diez años antes de conocer a “don Juan”, Castaneda ya había comenzado a borrar su historia personal. Durante años Castaneda construyó una biografía paralela –que dificultó terriblemente mi investigación- afirmando que era brasileño y que se había educado en Italia. Solo cuando la revista Time investigó su biografía se desveló su origen peruano. No hay tiempo para detallarlo todo, pero lo fundamental es que Time consiguió las fotos de la graduación de Castaneda y las publicó. Esas fotos serán determinantes para que, años después, los verdaderos “don Juan” reconociesen en dichas fotos a su alumno.
En 1955 Castaneda se había matriculado en psicología en el Los Angeles City College (LACC), pero abandona la carrera tras un desagradable incidente con uno de sus profesores que lo humilla por su estatura (medía 1,58cm) y el color oscuro de su piel. Es entonces cuando se matricula en antropología en UCLA. Según me confirman en la Secretaria de UCLA, ingresó el 19 de junio de 1959.
Margaret Runyan, su segunda esposa, confirma el interés de Castaneda por lo paranormal mucho antes de conocer a “don Juan”. Y relata su pasión por los experimentos telepáticos del J.B. Rhine y las investigaciones de Andrija Puharich (que, según me confesó Uri Geller, sería quien le presentó a Castaneda a mediados de los 70). Runyan recuerda incluso como Castaneda se fabricó unas rudimentarias cartas Zenner para realizar experimentos de ESP en el salón del matrimonio, a finales de los 50.
A pesar de que había dejado otra esposa y una hija biológica en Perú, el 27 de enero de 1960 Castaneda y Runyan se casan en México. Ella recuerda que fue entonces cuando Clement Meighan, su profesor de la asignatura de antropología californiana en UCLA pidió a sus alumnos un trabajo entrevistando a un indígena, prometiendo una buena nota ese semestre. De toda la clase solo tres alumnos presentaron esa investigación. Castaneda presentó una redacción que fascinó a Meighan, hasta el punto de que no solo le dio el sobresaliente, sino que le propuso que continuase desarrollándola para convertirla en un libro: se llamaría “Las enseñanzas de don Juan”.
Castaneda solo quería conseguir ese sobresaliente, y en aquella redacción (donde no menciona el nombre de Juan ni menos aún el apellido Matus), utilizó todos sus conocimientos previos sobre la brujería, pero también informadores reales.
Para comprender como ocurrió todo es preciso recordar que finalmente, en 1968 la editorial oficial de UCLA publica su libro “Las enseñanzas de don Juan”, legitimando académicamente su contenido. Justo un año antes el LSD de Timoty Leary, que había protagonizado toda la revolución psicodélica de los 60 y se vendía libremente, es prohibido, y la juventud americana, que creía haber encontrado un atajo a las experiencias místicas se queda sin nada. UCLA sabía que un libro sobre drogas chamánicas, ofreciendo un nuevo atajo a los jóvenes, se vendería como churros… se quedaron cortos. El libro se agotó. Y es entonces cuando aparece Michael Korda, cazatalentos de la editorial Simon&Schuster (S&S) que compra los derechos a UCLA, edita el libro en una macroedición comercial y convierte a Castaneda en millonario de la noche a la mañana. Y lógicamente le pide una segunda parte…. ¿Quién podría negarse? Así comenzó la saga de don Juan.
A pesar de que, increíblemente, jamás presentó sus notas, fotos, películas, o cualquier prueba de la existencia de don Juan, Castaneda no mintió. No del todo. Tenía conocimientos de brujería y había tenido varios informadores que unificó en una fuente única: don Juan Matus. El primero, fue Salvador López. Luego, para poder atender la demanda de Simon&Schuster llegaron otros que fueron añadiendo contenidos al personaje de don Juan. Hoy puedo identificar de que fuente sacó cada enseñanza de don Juan.
Rastreé el folclore cajamarquino inmortalizado en las obras de Luis Ibérico Más, Gerardo Alcántara Salazar, Alfonso Choquegonza Vilca, José Dammert Bellido y Alfredo Mires, etc, y también en la brujería actual. Y encontré elementos que, sin lugar a dudas, están reflejados en las enseñanzas de don Juan.
El 10 de septiembre de 1951, según pude confirmar en los archivos de la administración americana –y por razones imposibles de explicar en tan breve espacio- Castaneda zarpa a bordo del SS Yavari desde el puerto El Dorado, en Lima, y desembarca en San Francisco (EEUU) el 23 de septiembre de ese año. Comienza su aventura americana.
Hasta la publicación de “Las enseñanzas de don Juan” lo pasa mal. Tiene infinidad de pequeños trabajos, como otros inmigrantes latinos, para sobrevivir. Taxista, cocinero, vendedor a domicilio, dependiente…
Sus compañeros de piso, Byron de Ford y Oscar Rubio, comparten su pasión por el mundo de lo paranormal. Asisten a sesiones de espiritismo, visitan el monasterio de Yogananda, practican la OUI-JA y la hipnosis (el primo-hermano de Castaneda, Jorge Cueva Arana, fue el introductor de la hipnosis en el norte de Perú), y experimentan con el peyote. Según Byron de Ford, en aquellos años 50 Castaneda ya había conocido a varios brujos indios en EEUU que lo marcaron profundamente, como don Rosendo o Marcelo Ocaña.
Oscar Rubio, además, me confirma que diez años antes de conocer a “don Juan”, Castaneda ya había comenzado a borrar su historia personal. Durante años Castaneda construyó una biografía paralela –que dificultó terriblemente mi investigación- afirmando que era brasileño y que se había educado en Italia. Solo cuando la revista Time investigó su biografía se desveló su origen peruano. No hay tiempo para detallarlo todo, pero lo fundamental es que Time consiguió las fotos de la graduación de Castaneda y las publicó. Esas fotos serán determinantes para que, años después, los verdaderos “don Juan” reconociesen en dichas fotos a su alumno.
En 1955 Castaneda se había matriculado en psicología en el Los Angeles City College (LACC), pero abandona la carrera tras un desagradable incidente con uno de sus profesores que lo humilla por su estatura (medía 1,58cm) y el color oscuro de su piel. Es entonces cuando se matricula en antropología en UCLA. Según me confirman en la Secretaria de UCLA, ingresó el 19 de junio de 1959.
Margaret Runyan, su segunda esposa, confirma el interés de Castaneda por lo paranormal mucho antes de conocer a “don Juan”. Y relata su pasión por los experimentos telepáticos del J.B. Rhine y las investigaciones de Andrija Puharich (que, según me confesó Uri Geller, sería quien le presentó a Castaneda a mediados de los 70). Runyan recuerda incluso como Castaneda se fabricó unas rudimentarias cartas Zenner para realizar experimentos de ESP en el salón del matrimonio, a finales de los 50.
A pesar de que había dejado otra esposa y una hija biológica en Perú, el 27 de enero de 1960 Castaneda y Runyan se casan en México. Ella recuerda que fue entonces cuando Clement Meighan, su profesor de la asignatura de antropología californiana en UCLA pidió a sus alumnos un trabajo entrevistando a un indígena, prometiendo una buena nota ese semestre. De toda la clase solo tres alumnos presentaron esa investigación. Castaneda presentó una redacción que fascinó a Meighan, hasta el punto de que no solo le dio el sobresaliente, sino que le propuso que continuase desarrollándola para convertirla en un libro: se llamaría “Las enseñanzas de don Juan”.
Castaneda solo quería conseguir ese sobresaliente, y en aquella redacción (donde no menciona el nombre de Juan ni menos aún el apellido Matus), utilizó todos sus conocimientos previos sobre la brujería, pero también informadores reales.
Para comprender como ocurrió todo es preciso recordar que finalmente, en 1968 la editorial oficial de UCLA publica su libro “Las enseñanzas de don Juan”, legitimando académicamente su contenido. Justo un año antes el LSD de Timoty Leary, que había protagonizado toda la revolución psicodélica de los 60 y se vendía libremente, es prohibido, y la juventud americana, que creía haber encontrado un atajo a las experiencias místicas se queda sin nada. UCLA sabía que un libro sobre drogas chamánicas, ofreciendo un nuevo atajo a los jóvenes, se vendería como churros… se quedaron cortos. El libro se agotó. Y es entonces cuando aparece Michael Korda, cazatalentos de la editorial Simon&Schuster (S&S) que compra los derechos a UCLA, edita el libro en una macroedición comercial y convierte a Castaneda en millonario de la noche a la mañana. Y lógicamente le pide una segunda parte…. ¿Quién podría negarse? Así comenzó la saga de don Juan.
A pesar de que, increíblemente, jamás presentó sus notas, fotos, películas, o cualquier prueba de la existencia de don Juan, Castaneda no mintió. No del todo. Tenía conocimientos de brujería y había tenido varios informadores que unificó en una fuente única: don Juan Matus. El primero, fue Salvador López. Luego, para poder atender la demanda de Simon&Schuster llegaron otros que fueron añadiendo contenidos al personaje de don Juan. Hoy puedo identificar de que fuente sacó cada enseñanza de don Juan.
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