That summer of 1960 an attractive young woman had just arrived at UCLA as a librarian. And despite her marriage to Runyan Castaneda and she started a relationship. Her name was Mary Joan Barker.
Mary Joan, Joanie for friends, whom Castaneda would refer to years later - in his Sunday talks at Cleargreen (his company) - as "don Juan's first disciple", was the one who introduced Castaneda to the world of Mexican shamans . Only now can we understand why she referred to her as "the first disciple."
Aquel verano de 1960 una joven atractiva acababa de llegar a UCLA como bibliotecaria. Y a pesar de su matrimonio con Runyan Castaneda y ella iniciaron una relación. Se llamaba Mary Joan Barker.
Mary Joan, Joanie para los amigos, a la que Castaneda se referiría años después –en sus charlas dominicales en Cleargreen (su empresa)- como “la primera discípula de don Juan”, fue quien introdujo a Castaneda en el mundo de los chamanes mexicanos. Solo ahora podemos comprender por qué se refería a ella como “la primera discípula”.
Joanie llevó a Carlos a visitar la reserva india de Morongo, cerca de su casa en Banning, California, donde conoció al primero de los informantes que inspiraría posteriormente el personaje de don Juan Matus: Salvador López.
Salvador López fue el último y famoso chamán de la reserva india de Cahuilla, Palm Springs, lugar donde Joanie Barker se crió, y se sabe que normalmente asistía al festival anual de los Cahuilla. López murió en 1973 (el año que el grupo de don Juan supuestamente "se fue") y era un "chamán oso" con conocimientos sobre el uso de la datura, la cual es conocida como un elemento tradicional de las prácticas chamánicas de los Cahuilla.
Algunos entusiastas de los libros de Castaneda defienden que si él no mencionó a Salvador López como uno de sus informadores, fue por evitar dar explicaciones a su todavía esposa Margaret de sus escapadas a la reserva Cahuilla con su nueva “amiga” Joanie.
Años después, en “Las enseñanzas de don Juan” (pág. 33) explica que conoció don Juan en verano de 1960, gracias a un compañero de UCLA. Casualmente en verano de 1960 conoció a Salvador López, gracias a la nueva bibliotecaria de UCLA y su amante.
Pero Salvador López no fue don Juan. Al menos no solo él. Además de al chamán oso cahuilla, conoció a otros muchos brujos y chamanes indios en los años 60 y 70.
Tezlkac Matorral Cachora, más conocido como Tata Cachora es un “curandero yaqui y linaje tolteca” nacido en el río Yaqui hacia 1912, que habría aprendido el uso de las plantas medicinales de su padre y abuelo, “doctores del campo” como él. Padre de 42 hijos, con cuatro esposas, Cachora, como ocurrió con otros informadores de Castaneda, reconoció en las fotos publicadas por Time al joven estudiante que, hacia finales de los 60 o principios de los 70, lo visitaba en el desierto de Sonora.
“Hubo muchos don Juan –afirma uno de los nietos de Cachora-.
"Castaneda studied with Cachora for three and a half years, visiting him 12 to 16 times. Pinche Carlos. Grandfather didn't jump off a cliff. We are considered some of the best shamans in the world, and if I jumped off a cliff I'd die. There was a fictional story line--much of the stuff in the books just didn't happen. Castaneda had eight to ten other teachers, beginning with a Cahuilla shaman on the Morongo Reservation near Palm Springs. [I suspect she took that from the SA website or from Margaret Runyan's book.] Cachora was his primary teacher. Grandfather has had a lot of students."
(Castaneda estudió con Cachora durante tres años y medio, visitándolo de 12 a 16 veces… Castaneda tenía otros ocho o diez maestros, comenzando con un chamán Cahuilla en la Reserva Morongo, cerca de Palm Springs… Cachora fue su principal maestro. El abuelo ha tenido muchos estudiantes)".
La misma foto de Castaneda, publicada por Time, en la que Tata Cachora reconoció a quien fue uno de esos alumnos, le sirvió al antropólogo Jay Courtney Fikes, para identificar a Carlos Castaneda como el joven estudiante de antropología que visitaba a los chamanes Ramón Medina y José Ríos. Dos piezas más a añadir en la composición de don Juan Matus y don Genaro Flores.
Los nombres de Ramón Medina y José Ríos, ambos indios huicholes, fueron los primeros en sonar como candidatos a informadores de Castaneda, e inspiradores de sus personajes masculinos. Pero no existían pruebas… hasta ahora.
Hacia 1965 Castaneda conoció en UCLA a otros tres jóvenes y prometedores antropólogos. Diego Delgado, Peter Furst y Barbara G. Myerhoff. Compartieron pasión, viajes e informadores. En el caso de Frust y Myerhoff, huicholes mexicanos expertos en peyote. Que don Juan tiene más de huichol que de yaqui, es un hecho que ya nadie discute. Los yaquis no usan peyote, mientras que para los huicholes es casi el equivalente a la Sagrada Forma en el catolicismo.
Durante años, Frust, Myerhoff y Delgado, viajaron a México con y sin Castaneda. Y allí localizaron a su informador estrella: Ramón Medina. Medina protagoniza muchos de los primeros trabajos de Frust y Myerhoff. Es más, llegaron a llevarlo a UCLA para que asistiese a alguna de sus clases, ante el júbilo de los demás alumnos. Medina llegó a exponer sus pinturas “chamánicas” en Los Ángeles, en una exposición comisariada por Frust, convirtiéndose en el “chamán” de moda en EEUU. Pero todo eso ocurrió después.
En el verano de 1966, Myerhoff y Frust fotografiaron a Ramón Medina realizando una “danza chamánica” sobre una cascada que, según, ellos simbolizaba el “equilibrio chamánico entre los dos mundos”. Cuando regresaron a UCLA y le contaron a Castaneda la “hazaña” de Medina en la cascada, él la hizo suya, reflejándola en su don Genaro.
En el segundo libro de Castaneda, el relato de la danza chamánica en la cascada de don Genaro, es una réplica, aunque con un par de añadidos paranormales, de la historia de Medina. Parecía una confirmación a la naturaleza de aquel ritual, hasta entonces –y desde entonces- inédito. Y durante mucho tiempo se retroalimentaron. Llegando a dar conferencias conjuntas en las que el “vuelo chamánico” en la cascada de Medina y de don Genaro, se presentaron como una confirmación recíproca del descubrimiento de una práctica chamánica inédita. Ningún otro chamán en el mundo hace nada parecido…
Años después, Jay Courtney Fikes fue uno de los miles de jóvenes norteamericanos que, tras leer los cuatro primeros libros de Castaneda, decidió que quería ser antropólogo. Se doctoró en antropología en la Universidad de Michigan, y preparó su tesis sobre el ciclo ritual de los indios huicholes de México. De esta forma, Fikes desanduvo el camino trazado por Castaneda, Frust y Myerhoff. Llegó al origen de sus fuentes, y descubrió la terrible verdad.
Su libro: “Carlos Castaneda, oportunismo académico y los psicodélicos años sesenta”, es demoledor. Porque Fikes obtuvo las evidencias, sobre el terreno. Directamente en las fuentes chamánicas en México. Sin dejar una oportunidad a la duda.
A mediados de los años setenta, y tras haber viajado previamente al territorio huichol y aprendido español, fue adoptado por el chamán Jerónimo Bonales, viviendo durante años un proceso de adiestramiento similar al descrito por Castaneda. Solo que Fikes sí identifica a sus fuentes, y tiene sus notas, fotos, videos y grabaciones, para demostrar cada aseveración.
Durante los años que convivió con los huicholes, no solo llegó a la conclusión de que Castaneda se había inspirado en sus rituales con peyote para construir el personaje de don Juan. No solo se convenció de que su ídolo de juventud había usurpado muchos datos, descripciones y personajes de los trabajos de Frust y Myerhoff sobre los huicholes. Si no que terminó convenciéndose de que Frust y Myerhoff también habían falseado esos datos.
Ramón Medina Silva, como don Juan, era un refugiado. Como cientos de refugiados nativos mexicanos su familia –como la de don Juan- abandonó su tierra, cuyo título de propiedad había sido concedido por la Corona española 1722, para huir de la violencia de la revolución mexicana. Utilizaba el peyote como planta de poder –como don Juan-. Y como don Juan vivía a medio camino entre dos mundos, la tradición indígena y la gran ciudad.
El 23 de junio de 1971 Ramón Medina murió asesinado. El famoso chamán huichol, rompiendo todos los votos de los huicholes, tenía otra mujer en El Colorín. Leuteria Gonzales se llamaba. Aquella noche de junio, había fiesta en El Colorín. Una celebración por la cosecha del maíz. Había música, cantos y cerveza. Ramón estaba festejando y, según le relataría su viuda a Fikes, en un momento determinado sacó a bailar a una joven del pueblo, con tan mala suerte que su novio, el cantador de la celebración, estaba presente y no se lo tomó bien. Seis tiros le pegó al chamán más famoso de los años 70 en UCLA después de don Juan. O al mismo tiempo.
Que Ramón Medina muriese en una “pelea de borrachos por una mujer”, como lo resume Fikes, era algo inimaginable para quienes lo convirtieron en un mito en los años 70. Y para un chamán huichol auténtico. Durante años siguió las huellas de Frust y Myerhoff en el país huichol. Y poco a poco se fue convenciendo –y esto es lo importante- de que Castaneda no había plagiado los 37 pasajes huicholes que aparecen en su libro de sus colegas en UCLA… es que había accedido a las mismas fuentes.
“Hallé a Guadalupe de la Cruz Ríos viviendo en una casita de adobe en las afueras de Tepic, Nayarit, el 3 de mayo de 1988”, escribe Fikes. Fue la primera de sus entrevistas con la viuda de Ramón Medina. Y como ocurrió con Tata Cachora, la foto de Castaneda publicada por el Time de nuevo fue la herramienta que permitió identificarlo. Era él. “Confirmó el hecho de que Carlos Castaneda había ido a visitarla tras haberse enterado del asesinato de Ramón Medina. Aseguró entonces que Carlos le había dado algún dinero durante esa visita. También mencionó que este había conocido a Ramón Medina en México unos años antes de su muerte. Carlos y Ramón se hicieron amigos tras ser presentados en México por Myerhoff. Castaneda incluso había tomado peyote. Pero, enfatizó Guadalupe en respuesta a mi pregunta, él no había aprendido nada significativo acerca de la cultura huichol…”. Como muchos intuían, el don Genaro que baila sobre la cascada ante don Juan y Castaneda, nunca fue otro que Ramón Medina.
Barbara G. Myerhoff defendió su tesis de doctorado en antropología en UCLA el 17 de octubre de 1968. En la página 94 de dicha tesis describe la “danza chamánica” en la cascada, como símbolo del “equilibrio entre dos mundos” del chamán, aunque omite su nombre. En un ejercicio de audaz desfachatez, que encontramos una y otra vez en la obra de Castaneda, cuando describe la danza sobre la cascada de don Genaro, la ubica exactamente el 17 de octubre de 1968…
Cuando los trabajos de Frust y Myerhoff fueron sometidos a una crítica tan severa como los de Castaneda, terminaron reconociendo que Ramón Medina no era un chamán, sino el aprendiz de un chamán más anciano. Se referían a don José Matsuwa. Tío y padre adoptivo de Guadalupe de la Cruz Ríos, y por tanto, suegro de Medina. José Matsuwa, en esto coinciden todos los expertos en cultura huichol, sí fue un auténtico mara´akame. El fue otra de las fuentes de don Juan. Pero despué vinieron más... También los he identificado...
Manuel Carballal
La vida secreta de Carlos Castaneda
Joanie llevó a Carlos a visitar la reserva india de Morongo, cerca de su casa en Banning, California, donde conoció al primero de los informantes que inspiraría posteriormente el personaje de don Juan Matus: Salvador López.
Salvador López fue el último y famoso chamán de la reserva india de Cahuilla, Palm Springs, lugar donde Joanie Barker se crió, y se sabe que normalmente asistía al festival anual de los Cahuilla. López murió en 1973 (el año que el grupo de don Juan supuestamente "se fue") y era un "chamán oso" con conocimientos sobre el uso de la datura, la cual es conocida como un elemento tradicional de las prácticas chamánicas de los Cahuilla.
Algunos entusiastas de los libros de Castaneda defienden que si él no mencionó a Salvador López como uno de sus informadores, fue por evitar dar explicaciones a su todavía esposa Margaret de sus escapadas a la reserva Cahuilla con su nueva “amiga” Joanie.
Años después, en “Las enseñanzas de don Juan” (pág. 33) explica que conoció don Juan en verano de 1960, gracias a un compañero de UCLA. Casualmente en verano de 1960 conoció a Salvador López, gracias a la nueva bibliotecaria de UCLA y su amante.
Pero Salvador López no fue don Juan. Al menos no solo él. Además de al chamán oso cahuilla, conoció a otros muchos brujos y chamanes indios en los años 60 y 70.
Tezlkac Matorral Cachora, más conocido como Tata Cachora es un “curandero yaqui y linaje tolteca” nacido en el río Yaqui hacia 1912, que habría aprendido el uso de las plantas medicinales de su padre y abuelo, “doctores del campo” como él. Padre de 42 hijos, con cuatro esposas, Cachora, como ocurrió con otros informadores de Castaneda, reconoció en las fotos publicadas por Time al joven estudiante que, hacia finales de los 60 o principios de los 70, lo visitaba en el desierto de Sonora.
“Hubo muchos don Juan –afirma uno de los nietos de Cachora-.
"Castaneda studied with Cachora for three and a half years, visiting him 12 to 16 times. Pinche Carlos. Grandfather didn't jump off a cliff. We are considered some of the best shamans in the world, and if I jumped off a cliff I'd die. There was a fictional story line--much of the stuff in the books just didn't happen. Castaneda had eight to ten other teachers, beginning with a Cahuilla shaman on the Morongo Reservation near Palm Springs. [I suspect she took that from the SA website or from Margaret Runyan's book.] Cachora was his primary teacher. Grandfather has had a lot of students."
(Castaneda estudió con Cachora durante tres años y medio, visitándolo de 12 a 16 veces… Castaneda tenía otros ocho o diez maestros, comenzando con un chamán Cahuilla en la Reserva Morongo, cerca de Palm Springs… Cachora fue su principal maestro. El abuelo ha tenido muchos estudiantes)".
La misma foto de Castaneda, publicada por Time, en la que Tata Cachora reconoció a quien fue uno de esos alumnos, le sirvió al antropólogo Jay Courtney Fikes, para identificar a Carlos Castaneda como el joven estudiante de antropología que visitaba a los chamanes Ramón Medina y José Ríos. Dos piezas más a añadir en la composición de don Juan Matus y don Genaro Flores.
Los nombres de Ramón Medina y José Ríos, ambos indios huicholes, fueron los primeros en sonar como candidatos a informadores de Castaneda, e inspiradores de sus personajes masculinos. Pero no existían pruebas… hasta ahora.
Hacia 1965 Castaneda conoció en UCLA a otros tres jóvenes y prometedores antropólogos. Diego Delgado, Peter Furst y Barbara G. Myerhoff. Compartieron pasión, viajes e informadores. En el caso de Frust y Myerhoff, huicholes mexicanos expertos en peyote. Que don Juan tiene más de huichol que de yaqui, es un hecho que ya nadie discute. Los yaquis no usan peyote, mientras que para los huicholes es casi el equivalente a la Sagrada Forma en el catolicismo.
Durante años, Frust, Myerhoff y Delgado, viajaron a México con y sin Castaneda. Y allí localizaron a su informador estrella: Ramón Medina. Medina protagoniza muchos de los primeros trabajos de Frust y Myerhoff. Es más, llegaron a llevarlo a UCLA para que asistiese a alguna de sus clases, ante el júbilo de los demás alumnos. Medina llegó a exponer sus pinturas “chamánicas” en Los Ángeles, en una exposición comisariada por Frust, convirtiéndose en el “chamán” de moda en EEUU. Pero todo eso ocurrió después.
En el verano de 1966, Myerhoff y Frust fotografiaron a Ramón Medina realizando una “danza chamánica” sobre una cascada que, según, ellos simbolizaba el “equilibrio chamánico entre los dos mundos”. Cuando regresaron a UCLA y le contaron a Castaneda la “hazaña” de Medina en la cascada, él la hizo suya, reflejándola en su don Genaro.
En el segundo libro de Castaneda, el relato de la danza chamánica en la cascada de don Genaro, es una réplica, aunque con un par de añadidos paranormales, de la historia de Medina. Parecía una confirmación a la naturaleza de aquel ritual, hasta entonces –y desde entonces- inédito. Y durante mucho tiempo se retroalimentaron. Llegando a dar conferencias conjuntas en las que el “vuelo chamánico” en la cascada de Medina y de don Genaro, se presentaron como una confirmación recíproca del descubrimiento de una práctica chamánica inédita. Ningún otro chamán en el mundo hace nada parecido…
Años después, Jay Courtney Fikes fue uno de los miles de jóvenes norteamericanos que, tras leer los cuatro primeros libros de Castaneda, decidió que quería ser antropólogo. Se doctoró en antropología en la Universidad de Michigan, y preparó su tesis sobre el ciclo ritual de los indios huicholes de México. De esta forma, Fikes desanduvo el camino trazado por Castaneda, Frust y Myerhoff. Llegó al origen de sus fuentes, y descubrió la terrible verdad.
Su libro: “Carlos Castaneda, oportunismo académico y los psicodélicos años sesenta”, es demoledor. Porque Fikes obtuvo las evidencias, sobre el terreno. Directamente en las fuentes chamánicas en México. Sin dejar una oportunidad a la duda.
A mediados de los años setenta, y tras haber viajado previamente al territorio huichol y aprendido español, fue adoptado por el chamán Jerónimo Bonales, viviendo durante años un proceso de adiestramiento similar al descrito por Castaneda. Solo que Fikes sí identifica a sus fuentes, y tiene sus notas, fotos, videos y grabaciones, para demostrar cada aseveración.
Durante los años que convivió con los huicholes, no solo llegó a la conclusión de que Castaneda se había inspirado en sus rituales con peyote para construir el personaje de don Juan. No solo se convenció de que su ídolo de juventud había usurpado muchos datos, descripciones y personajes de los trabajos de Frust y Myerhoff sobre los huicholes. Si no que terminó convenciéndose de que Frust y Myerhoff también habían falseado esos datos.
Ramón Medina Silva, como don Juan, era un refugiado. Como cientos de refugiados nativos mexicanos su familia –como la de don Juan- abandonó su tierra, cuyo título de propiedad había sido concedido por la Corona española 1722, para huir de la violencia de la revolución mexicana. Utilizaba el peyote como planta de poder –como don Juan-. Y como don Juan vivía a medio camino entre dos mundos, la tradición indígena y la gran ciudad.
El 23 de junio de 1971 Ramón Medina murió asesinado. El famoso chamán huichol, rompiendo todos los votos de los huicholes, tenía otra mujer en El Colorín. Leuteria Gonzales se llamaba. Aquella noche de junio, había fiesta en El Colorín. Una celebración por la cosecha del maíz. Había música, cantos y cerveza. Ramón estaba festejando y, según le relataría su viuda a Fikes, en un momento determinado sacó a bailar a una joven del pueblo, con tan mala suerte que su novio, el cantador de la celebración, estaba presente y no se lo tomó bien. Seis tiros le pegó al chamán más famoso de los años 70 en UCLA después de don Juan. O al mismo tiempo.
Que Ramón Medina muriese en una “pelea de borrachos por una mujer”, como lo resume Fikes, era algo inimaginable para quienes lo convirtieron en un mito en los años 70. Y para un chamán huichol auténtico. Durante años siguió las huellas de Frust y Myerhoff en el país huichol. Y poco a poco se fue convenciendo –y esto es lo importante- de que Castaneda no había plagiado los 37 pasajes huicholes que aparecen en su libro de sus colegas en UCLA… es que había accedido a las mismas fuentes.
“Hallé a Guadalupe de la Cruz Ríos viviendo en una casita de adobe en las afueras de Tepic, Nayarit, el 3 de mayo de 1988”, escribe Fikes. Fue la primera de sus entrevistas con la viuda de Ramón Medina. Y como ocurrió con Tata Cachora, la foto de Castaneda publicada por el Time de nuevo fue la herramienta que permitió identificarlo. Era él. “Confirmó el hecho de que Carlos Castaneda había ido a visitarla tras haberse enterado del asesinato de Ramón Medina. Aseguró entonces que Carlos le había dado algún dinero durante esa visita. También mencionó que este había conocido a Ramón Medina en México unos años antes de su muerte. Carlos y Ramón se hicieron amigos tras ser presentados en México por Myerhoff. Castaneda incluso había tomado peyote. Pero, enfatizó Guadalupe en respuesta a mi pregunta, él no había aprendido nada significativo acerca de la cultura huichol…”. Como muchos intuían, el don Genaro que baila sobre la cascada ante don Juan y Castaneda, nunca fue otro que Ramón Medina.
Barbara G. Myerhoff defendió su tesis de doctorado en antropología en UCLA el 17 de octubre de 1968. En la página 94 de dicha tesis describe la “danza chamánica” en la cascada, como símbolo del “equilibrio entre dos mundos” del chamán, aunque omite su nombre. En un ejercicio de audaz desfachatez, que encontramos una y otra vez en la obra de Castaneda, cuando describe la danza sobre la cascada de don Genaro, la ubica exactamente el 17 de octubre de 1968…
Cuando los trabajos de Frust y Myerhoff fueron sometidos a una crítica tan severa como los de Castaneda, terminaron reconociendo que Ramón Medina no era un chamán, sino el aprendiz de un chamán más anciano. Se referían a don José Matsuwa. Tío y padre adoptivo de Guadalupe de la Cruz Ríos, y por tanto, suegro de Medina. José Matsuwa, en esto coinciden todos los expertos en cultura huichol, sí fue un auténtico mara´akame. El fue otra de las fuentes de don Juan. Pero despué vinieron más... También los he identificado...
Manuel Carballal
La vida secreta de Carlos Castaneda
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